Se dice que cuando Wolfgang Amadeus Mozart (1756-91) era sólo un adolescente se le acercó otro muchacho de su edad y le preguntó cómo componer una sinfonía. Imperturbable y seguro de sí mismo, Mozart le contestó que aún debía dejar pasar muchos años. Irritado, el joven le objetó: "Pero tú ya componías a los diez años". La respueta de Mozart fue demoledora: "Sí, pero no tenía que preguntar cómo".